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  1. Libros
  2. Gestión de un sistema de información
  3. Un planteamiento digital responsable
Extrait - Gestión de un sistema de información Método y buenas prácticas (2ª edición)
Extractos del libro
Gestión de un sistema de información Método y buenas prácticas (2ª edición) Volver a la página de compra del libro

Un planteamiento digital responsable

Marco reglamentario y retos

Según el informe The Shift Project, la tecnología es la responsable del 4% de las emisiones de CO2 que se producen en todo el mundo, mientras que el tráfico aéreo lo es del 3% y la industria del automóvil lo es del 9%.

En cuanto a las previsiones, a modo de ejemplo, un estudio realizado por Ademe (Agencia de Medio Ambiente y Gestión de la Energía en Francia) y Arcep (Autoridad Reguladora de las Comunicaciones Electrónicas, Correos y Distribución de Prensa también en Francia) revela que, de aquí a 2030, si no se toman medidas específicas y teniendo en cuenta el crecimiento de los usos actuales, el tráfico de datos en ese país se multiplicará por seis, mientras que el número de dispositivos aumentará un 65% (con respecto a 2020), siendo los objetos conectados la principal causa de este crecimiento. En el mismo estudio se indica que, para el mismo periodo, el consumo de metales y minerales necesarios para fabricar equipos digitales aumentará un 14%, mientras que el consumo final de electricidad en la fase de uso aumentará un 5%. Sin ningún cambio en el uso, la huella de carbono de la tecnología digital podría triplicarse entre 2020 y 2050.

Con semejante aumento, y aunque la tecnología digital está ayudando a reducir el impacto ambiental de otros sectores, como la movilidad, no es seguro que se pueda satisfacer la demanda de electricidad y de otros recursos necesarios.

Además, en el caso de Europa, para 2050 el sector digital debe...

El impacto medioambiental del SI

La evaluación del impacto medioambiental de un SI, tal y como se establece en los principios para la creación de estos informes, no se limita por tanto a medir el impacto de su uso, sino que tiene en cuenta todos los impactos medioambientales, desde la fabricación de todos los equipos afectados hasta su tratamiento cuando se convierten en residuos, pasando por su transporte y explotación, así como sus implicaciones en las redes y los centros de datos.

Un estudio realizado por Ademe y Arcep en 2022 revela dos resultados especialmente significativos en este enfoque multicriterio para comprender el impacto medioambiental real de la tecnología digital, en su conjunto, con sus equipos, infraestructuras y usos. El primero se basa en un análisis por tipos de equipos: terminales, centros de datos y redes. Este análisis muestra que los terminales "usuarios" son responsables de la mayoría de los impactos (entre el 63,6% y el 92%) muy por delante de los centros de datos (entre el 4% y el 22,3%) y las redes (entre el 2% y el 14%). El segundo procede del análisis del ciclo de vida, que abarca de la fabricación al fin de vida, pasando por la distribución y el uso. Se observa que la fase de fabricación, para el conjunto de los equipos (terminales, centros de datos y redes), es la que tiene el mayor impacto, con cerca del 78%, por delante de la fase de utilización, que representa cerca del 21%, y mucho más de la distribución, que representa el 1%.

La magnitud del impacto de la fabricación es bastante lógica, con un consumo muy elevado de energía para la fabricación en países con una combinación energética muy intensiva en carbono. Este impacto también está vinculado al alto consumo de materiales raros utilizados en la fabricación de estos equipos. Estos materiales requieren a su vez una gran cantidad de energía y generan grandes cantidades de residuos. En términos de peso de uso, la mayor parte del impacto procede del consumo de electricidad.

Sin embargo, la medición del impacto medioambiental de un SI no puede limitarse a los equipos que lo componen, terminales, redes y centros de datos, ni al análisis de sus ciclos de vida. De hecho, hay otros factores que intervienen en el SI y en su impacto ambiental...

Un SI sobrio

Para lograr sobriedad, es evidente que necesitamos conocer el impacto de cada partida de emisiones y poder evaluar la capacidad de la organización para reducir sus actividades. Sin duda, un balance de GEI bien establecido y suficientemente preciso ayudará a conseguirlo. Sin embargo, dependiendo de la categoría de emisiones de que se trate, el impacto de la reducción de una actividad no será el mismo. De hecho, incluso antes de ser utilizados, los equipos informáticos son responsables de casi el 80% del impacto medioambiental que generan desde su fabricación hasta el final de su vida útil. Así pues, una de las principales maneras de reducir el consumo de energía es prolongar la vida útil de los equipos, reutilizarlos, reacondicionarlos (si ya no pueden utilizarse tal cual) y repararlos si se averían. Otra palanca para la sobriedad es una economía de funcionalidad destinada a limitar la compra de equipos. Esto es especialmente cierto en el caso de los terminales, que representan por sí solos casi el 80% del impacto de carbono de un SI.

Así pues, sin tener siquiera un Beges, es seguro que la primera y más eficaz medida para un SI más sobrio será aumentar la vida útil de los equipos, en particular de los terminales. Del mismo modo, la reparación sistemática de los equipos en caso de avería, así como la búsqueda de soluciones de reutilización, tendrán un impacto significativo en una mayor sobriedad. Lo mismo ocurrirá a la hora de decidir la implantación...

Del Green for IT al IT for Green

Green for IT pretende hacer soportable la huella de carbono de las TI, pero estas también tienen la virtud de poder mejorar el impacto medioambiental de todas las actividades de la empresa. El DSI debe aprovechar este potencial para proponer soluciones que mejoren la huella de carbono de toda la organización, lo que implica comprometer al DSI con una estrategia IT for Green.

De forma muy intuitiva, parece evidente que el desarrollo de la tecnología digital para determinadas actividades puede reducir la huella de carbono de una organización. La eliminación del papel en los procesos administrativos reducirá sin duda el número de impresiones y, por tanto, la necesidad de impresoras. El desarrollo del teletrabajo tiene un impacto directo en los desplazamientos de casa al trabajo y, por tanto, reduce las emisiones de GEI provocadas por estos desplazamientos. El teletrabajo también repercute en el uso de los locales de la empresa (menos espacio para oficinas o reuniones, menor consumo de energía, etc.). Asimismo, el uso de la videoconferencia para reuniones con proveedores, clientes, sucursales o socios evita muchos desplazamientos.

Las soluciones de smart building (edificios inteligentes) permitirán sin duda reducir el consumo energético de los edificios: gestión optimizada de la calefacción y el aire acondicionado en función de la ocupación...